Maestro de vida, Alfonso Morales Vázquez, el artesano de Tlatenchi
- by Redacción
Yesenia Daniel
Jojutla, Morelos; 28 de agosto de 2019. En el patio de su casa Alfonso Morales Vázquez inició un proyecto personal que tiene como objetivo compartir, concientizar y educar a los niños y jóvenes principalmente. En vasos de unicel que la gente tira a la basura, puso tierra y semillas, o transplantes de árboles nativos de la zona sur de Morelos con la idea de reforestar.
Alfonso Morales es maestro rural de profesión, da clases en una primaria de su pueblo Tlatenchi pero hace veintitantos años inició su carrera en la sierra negra de Puebla.
En un viaje reciente a Minneapolis, Minnesotta; fue consciente de una palabra que se quedó en su cabeza: “conservar el entorno natural con especies nativas”; el gobierno de aquella ciudad tiene un respeto por el medio ambiente, y el maestro guardó la idea en su cabeza, cuando se presentó la oportunidad recordó que una de las formas más efectivas de reforestar es con especies nativas, es decir, especies que se den y sobrevivan de manera natural en el ecosistema y que resistan las condiciones de suelo y clima.
Para este hombre, la identificación de especies arbóreas nativas no fue problema, sus recorridos en bicicleta o a pie por su comunidad le enseñaron cuáles árboles son parte del ecosistema, de la mayoría de ellos, el maestro tiene un recuerdo en anécdotas o imágenes que se vuelven palabras.
Así en un par semanas ya tenía en botes o trastos viejos especies como mezquites, moringa, limón, tepeguaje o palo blanco, parotas, guamúchiles, guajes, ceiba, cuachalalate, mangos, cazahuate blanco y morado, palmeras datileras, colorin o Tzompantle, papayos, cirian o cuatecomate, itzote, acacia o tabachin, tulipanes, cuajilote, así como hortalizas, espinacas, cilantro, calabaza, y flores de ornato como girasoles.
En un pequeñísimo espacio en el patio de su casa hay semillas que están germinando, cuando salen los brotes los pasa a un vaso de unicel o bote y así los va cuidando, cuando se le pregunta a Alfonso Morales qué piensa hacer con los árboles después de que crezcan, contesta que donarlos a quien pueda cuidarlos, su plan no es de lucro, es de consciencia.
“Yo pienso que el campo y la vida debe fomentarse en todos, niños, jóvenes y adultos. El gobierno, el sistema, nos debería enseñar como cultivar porque somos consumidores pero producimos muy poco, incluso se puede hacer la producción urbana, tengo una amiga en Nueva York que lo hizo y otros amigos ya lo están haciendo también, es sano y es responsable con el medio ambiente”.
Morales vive en una modesta casita al fondo de un callejón en el pueblo de Tlatenchi, ubicado como una zona con alta incidencia delictiva, cuando alguno de sus alumnos no va a clases, lo busca y le ofrece clases de regularización, también fomenta la danza, la música y las artes populares a través de su pasión personal: la cartonería tradicional, en compañía de su familia y algunos amigos no ha dejado de participar en ninguna edición del Desfile de Alebrijes Monumentales organizado por el Museo de Arte Popular de la Ciudad de México desde hace 13 años, aunque ello le implique penurias adicionales a su vida porque anda corto de dinero o porque los apoyos de gobierno se quedan en promesas.
Los sábados organiza los “sábados bicicleteros” con niños de su colonia con los que sale a “rodar” en bicis propias o donadas por amigos, y cuando no, los lleva a nadar a alguna alberca económica o a conocer los “ojitos de agua” que se estaban secando en Panchimalco; también es amigo de los animales, tiene perros y gatos que han llegado lastimados a su casa, o aves comunes.
Fomenta la lectura a través de bibliotecas comunitarias y organiza torneos de fútbol también para los niños.
En esta temporada el maestro cartonero pronto irá a cortar el carrizo a los ríos o lugares donde haya agua para armar sus alebrijes monumentales con el ánimo puesto en las cosas que disfruta hacer, soslayando las dificultades que se presenten.