Especiales, Zona Centro

Renovarán el 7 de septiembre portal de semillas de Tepoztlán, a 26 años de devoción y resistencia

Detalle prehispánico en el arco de semillas. Foto Rosy Linares

El arco está integrado por un conjunto de mosaico que utiliza una base de triplay sobre la que se pegan miles de semillas, maíz, frijol, y varios más

Por Rosy Linares

Tepoztlán, Morelos; México. Cada año, desde 1991, en la tarde del 7 de septiembre, los habitantes  de Tepoztlán, renuevorán el mural portal o arco de semillas que mide aproximadamente 7 por 9 metros en ofrenda a la Virgen de la Natividad que es la Santa Patrona de Tepoztlán.

El arco está integrado por un conjunto de mosaico que utiliza una base de triplay sobre la que se pegan miles de semillas, maíz, frijol, y varios más.

Este trabajo es producto una labor voluntaria de la comunidad y se incluyen más de una centena de las variedades de semillas, y se exhibe durante todo el año hasta que llegue el tiempo de cambiarlo para comenzar la construcción de la portada del siguiente año.

Este arte efímero se ha convertido en algo profundamente tradicional, el cual ha trascendido las fronteras locales, estatales, federales e internacionales, así lo da a conocer el coordinador de pegado de semillas, Rafael Carrillo Campos.

El primer mural se construyó en  1991 el primer arco casi provisional fue realizada con flores de plástico y completada apresuradamente con ramas verdes.

Su simbolismo, compuesto por los corderos de Dios, Ángeles, el Sagrado Corazón de Jesús y la cruz, eran convencionalmente católicos, pero en el año 1992 se volvió asertivamente tepozteca, con sus símbolos en tres niveles, la cruz cristiana y el emblema de María se elevaron sobre el glifo de El Tepozteco y el monumento en donde se dice que fue bautizado, el lado derecho se encontraban dos conejos, que representan la traducción literal del nombre náuha de El Tepozteco (Ome Tochtli). Huitzilopochtli y Quetzalcóatl unen ambos lados, representados como las serpientes gemelas.

Carrillo Campos destacó que con esto se conserva la cultura, tradición y la leyenda de Tepoztlán a las nuevas generaciones, se trabaja en grupos comunitarios, cada año se dedica un tema y en este año 2019 se dedica a la leyenda del Maíz, Quetzalcóatl.

Detalle de tapete. Foto Rosy Linares

La leyenda del maíz

Cuentan que, antes de la llegada de Quetzalcóatl, los aztecas sólo comían raíces y animales que cazaban. No tenían maíz, pues este cereal tan alimenticio para ellos estaba escondido detrás de las montañas.

Los antiguos dioses intentaron separar las montañas con su colosal fuerza pero no lo lograron. Los aztecas fueron a plantearle este problema a Quetzalcóatl.

-Yo se los traeré- les respondió el dios.

Quetzalcóatl, el poderoso dios, no se esforzó en vano en separar las montañas con su fuerza, sino que empleó su astucia. Se transformó en una hormiga negra y acompañado por una hormiga roja, marchó a las montañas. El camino estuvo lleno de dificultades, pero Quetzalcóatl las superó, pensando solamente en su pueblo y sus necesidades de alimentación. Hizo grandes esfuerzos y no se dio por vencido ante el cansancio y las dificultades.

Elaboración del arco. Foto Rosy Linares

Quetzalcóatl llegó hasta donde estaba el maíz, y como estaba trasformado en hormiga, tomó un grano maduro entre sus mandíbulas y emprendió el regreso. Al llegar entregó el prometido grano de maíz a los hambrientos indígenas. Los aztecas plantaron la semilla. Obtuvieron así el maíz que desde entonces sembraron y cosecharon. El preciado grano, aumentó sus riquezas, y se volvieron más fuertes, construyeron ciudades, palacios, templos…Y desde entonces vivieron felices. Y a partir de ese momento, los aztecas veneraron al generoso Quetzalcóatl, el dios amigo de los hombres, el dios que les trajo el maíz.

La ofrenda a la Virgen

Esta obra, colocada en las puertas de la Parroquia de la Natividad, es una ofrenda a la virgen y un símbolo de la unión realizar artesanías de manera grupal. Sobre todo, por el esmero de crear, semilla por semilla, un conjunto de imágenes que celebran la fe o la tradición, las colaboraciones son voluntarias.

No hay ningún tipo de remuneración. Sólo el placer de ver cómo se erigen estos arcos de semillas, estas personas comenzaron la decoración del arco con un arte y paciencia inigualable, están orgullosos de conservar la herencia de los antepasados y el legendario «cuatequil», que significa trabajar por nada a cambio.

El arco de 1993 se colocó en la parte baja del lado derecho a El Tepozteco como un rey guerrero junto con el monstruo que venció en Xochicalco, mientras que en la parte baja del lado izquierdo se mostró el bautizo del Tepozteco por el fraile dominico Domingo de la Anunciación y el monumento que conmemora ese acto. En la parte superior se encentraban los símbolos correspondientes a algo más general: Lo mariano y lo dominico a la izquierda, el sol todo poderoso y el glifo geográfico de Tepoztlán a la derecha, coronados en la parte superior por el símbolo mariano y la cruz cristiana.

Esta portada –que fue la primera que se construyó con semillas- coloca las versiones indígenas de la pre-conquista y las cristianas posteriores a la conquista en igualdad de circunstancias dentro de la cultura tepozteca.

El Mural de 1994 se dedica enteramente a una recitación de la vida legendaria de El Tepozteco en un estilo muy semejante a los códices.

Arco en la iglesia. Foto Rosy Linares

El arco de 1995, la leyenda que se utilizó en 1994 sirvió como una metáfora para la confrontación que Tepoztlán tenía con el proyecto del Club de Golf, que era tan peligroso como el Xochicalcatl.

Tepoztlán vive en la frontera de la tradición y la posmodernidad, así también la portada, media entre los antecedentes antiguos y las realidades contemporáneas.

El proyecto del Club de Golf no era poca cosa. Se construiría en 463 acres de tierras comunales obtenidas ilegalmente y que estaban situadas sobre el acuífero que proveía a un pueblo con grandes problemas de agua; se trataba de un parque de negocios de alta tecnología, un centro comercial, 700 casas de lujo con alberca privada cada una, un club de golf y un helipuerto con una campo de golf diseñada por Jack Nicklaus, el proyecto estaba respaldado por poderosas corporaciones nacionales e internaciones, así como por políticos con grandes influencias. Destinado a beneficiar a los super ricos, el proyecto ofrecía trabajos de peones o jardineros a los tepoztecos. Peor aún, los tepoztecos preveían una arremetida de vecinos que denigraría su cultura.

Ante esta batalla por preservar la cultura, usos y costumbre, el medio ambiente, el arco del año 1996 tuvo como tema “Y seguimos siendo tepoztecos”, en él se representa el tepozteco de la leyenda que libera a su pueblo del señor de Xochicalco.

Hoy, es el tepozteco colectivo que dice no al engaño y a la ambición de unos cuantos que concentran el poder y el dinero.

En 1996 los promotores del Club de Golf eran representados como conquistadores españoles. En la parte inferior del lado derecho ellos se encontraban en el palacio del gobernador de Cuernavaca solicitando su apoyo. A los lados soldados españoles tenían tres cautivos (en los hechos, habían capturado a tres tepoztecos como presos políticos). En la parte inferior del lado izquierdo se representaba al pueblo unido de Tepoztlán ante los poderes de las montañas sagradas. Arriba, los ocho barrios tepoztecos, representados por sus respectivos símbolos totémicos estaban enlazados en solidaridad por las serpientes gemelas de la fe y la práctica mesoamericanas. En la parte superior de la portada, El Tepozteco alzaba su espada y escudo completamente desafiante.

La resistencia tuvo existo 1997, el proyecto fue cancelado y el mural recordó a los tepoztecos su devoción por la Virgen.

El arco del año 1998 se veía al Tepozteco celebrando la victoria tocando de manera triunfal el teponaztle, que es en sí mismo una reliquia de la confrontación narrada en la leyenda. Abajo se representó el palacio del gobernador en llamas y al propio gobernador siendo conducido a un juicio para ser sentenciado, con una cuerda alrededor de su cuello. Del lado izquierdo, los tepoztecos y sus barrios unidos aparecían viviendo de manera armoniosa en su entorno natural y mágicamente poderoso.

Y así, cada año, el mural representa un mensaje para la comunidad de Tepoztlán.

 

 

 

Entradas relacionadas