Con el dinero que me van a dar por la pensión de adulto mayor, voy a poner bien parado el vochito
Por Máximo Cerdio
Jojutla. El vocho azul está en la calle, frente al número 111 de la Privada Ignacio Allende, en la colonia centro. Arturo Quevedo sólo lo saca cuando va a hacer algún mandado en los poblados cercanos del centro de la cabecera municipal.
El auto del año 1976 no tiene la defensa trasera y la tapa del motor está golpeada; las salpicaderas están algo dañadas también. El interior está averiado.
Quién lo ve en la calle piensa que es una carcacha, pero el dueño asegura que el motor está muy bien, lo que le hace falta es una chaineada, sólo que no tiene el dinero suficiente en este momento.
“Estoy ahorrando. Con el dinero que me van a dar por la pensión de adulto mayor, voy a poner bien parado el vochito”, promete.
Si Arturo contara que al coche le cayó parte de un muro y del techo de su casa encima nadie le creería, pero basta ver las fotos del 20 de septiembre de 2019.
A las 16:41 horas, en esa privada dos hombres trataban de abrir un portón de un domicilio: el movimiento telúrico que acabó con más de 70 por ciento del centro de la cabecera municipal de Jojutla destruyó parte de la casa de Arturo. En la edificación que da a la calle una pared y una de las columnas se venció: era prácticamente imposible abrir el portón para sacar de adentro al Volkswagen Sedán.
Arturo relata que ese día al ver que la barda y la esquina del techo le habían caído al coche pensaron que ya no se podía salvar: incluso cuando vinieron los ingenieros a revisar la construcción, dijeron que lo diéramos por perdido porque era muy peligroso sacarlo; mis vecinos y yo hicimos el esfuerzo y pudimos rescatarlo, perdimos casi todo, incluyendo la casa, el coche fue lo de más valor que pude rescatar después del sismo, relató.
El domingo 22 de octubre del año 2017 volvimos a pasar por esa calle y varias casas habían sido demolidas, los dueños de la ubicada en el 111 habían sido reubicados en un espacio vacío dentro de unas casitas chinas azules. Frente a la casita estaba un “Vocho” azul. Una mujer estaba frente a la casita y le preguntamos si era el mismo auto que se había quedado encerrado y nos respondió que sí.
En la actualidad, tres años y meses después de aquella desgracia, Arturo reveló que mueve muy poco el carrito, el tanque está averiado, y cuando lo quiere arrancar sube un bote de plástico con gasolina, conecta una manguera del motor hacia el tablero, mete la manguera en el bote de plástico, pisa el acelerador varias veces y el carro arranca al “primer llavazo”.
El señor Quevedo dice que ese ritual lo puede hacer cada rato sin problema; pero no sale mucho porque si lo detiene la policía vial va a pagar una multa superior a lo que le costó el coche, además de que hay que verificar y como ya está viejito nunca va a pasar y esos sin multas y riesgos.
Tiene ya diez años con el vocho, era el carro de la casa: me servía para todo, me lo vendió un amigo, él lo compró y le daba mucha lata y ya no lo quiso, entonces me lo ofreció y yo se lo compré y le mandé a arreglar los detalles, le hicieron medio ajuste y quedó muy bien.
Arturo sabe que el Volkswagen fue producido entre los años 1938 y 1978 en Alemania, y después se siguió fabricando en México hasta 2003; que se le denominó KdF-Wagen o Kraft durch Freude y que el 30 de julio de 2003, salió de la línea de producción el último Vocho, que fue inmediatamente enviado al museo de Volkswagen localizado en Autostadt ubicado en Wolfsburg y el penúltimo construido (Número 2.999 de la última edición) se encuentra en el Museo & Club del Automóvil de la ciudad de Puebla, Puebla, México.
Recomendó que un Volkswagen es una buena inversión, porque son muy económicos, son de batalla no te dejan, las refacciones son baratas, un carro nuevo usa refacciones muy caras y estos carritos no, los vochitos son aguantadores.