Revive Carlos Franco el «Big Ben» de Tlaquiltenango
- by Redacción
Por Máximo Cerdio
Tlaquiltenango, Morelos; 15 de septiembre de 2023. Carlos Franco Ruíz puso en marcha el reloj monumental a un costado del edificio que albergó la antigua presidencia municipal.
Con esto se rescata otra parte de lo que es patrimonio de los tlahuicas, dijo.
El «Big Ben», de Tlaquiltenango, como lo llamó, estuvo inservible y arrumbado por varios años, pero había un pedimento de la población de que se repara, explicó.
«Lo encontramos literalmente TIRADAS COMO SI FUERAN BASURA, quienes lo retiraron en su momento no sabían el gran valor que tiene incluso el mecanismo de nuestro histórico reloj».
El alcalde morenista dio a conocer que el reloj monumental fue reparado por Relojes Olvera, fabricantes de relojes monumentales de Zacatlán, Puebla, y fue llevado al vecino estado el 18 de abril.
Franco Ruiz se ha caracterizado en su administración, entre otros aspectos, por realizar acciones relacionadas con la cultura y la historia del municipio, como la rehabilitará el arco de bienvenida ubicado en los límites con Zacatepec, en donde se pintaron imágenes de cuatro generales de la revolución que participaron activamente en este municipio y que han sido olvidados por la historia: Gabriel Tepepa, Celerino Manzanares, Lorenzo Vázquez y Pioquinto Galis, era originario de Tlaquiltenango y quien rescató el caballo el “As de oros”, de Emiliano Zapata.
La historia
El investigador e historiador y cronista del municipio, el investigador Azael Abdí Vázquez Román, explica (https://histodetlaquil.blogspot.com/2016/07/el-reloj-publico-en-tlaquiltenango_22.html) que el 23 de febrero de 1895 se llevó a cabo una junta entre los ‘principales ciudadanos’ de Tlaquiltenango y autoridades municipales, el entonces gobernador Manuel Alarcón y autoridades municipales de Jojutla. La junta fue para que los de Jojutla pidiesen a los de Tlaquiltenango les compartieran agua del Apantle Mayor construido en 1760. El acuerdo se dio, sin embargo, los de Tlaquiltenango pusieron como como única condición el donativo de $500 de parte de los jojutlenses, para la compra de un reloj que se colocaría en la parroquia de Santo Domingo de Guzmán.
El 12 de julio de 1896 se efectuó dicho pago, aportando el Pbro. Agapito Minos $200, el Ing. Felipe Ruíz de Velazo $150 y Francisco Díaz Dosal $150. El reloj se colocó en la parte superior de la nave del templo de Santo Domingo y se inauguró el 1 de febrero de 1898. De esta manera, Tlaquiltenango daba un paso más rumbo al desarrollo porfiriano que se basaba más en un desarrollo estético que social.
Tlaquiltenango adquirió un reloj neoclásico de manufactura francesa, armado en la ciudad de Lyon, pero seguramente comprado en la Ciudad de México. Cabe mencionar que posiblemente el reloj costó más del doble de lo que se pidió como donativo, pues se tiene el dato de un reloj similar comprado para Teloloapan, Guerrero; también en 1896 que constó $1,113. 50.
Por lo pesado de su maquinaría, de las campanas que lo acompañaban en su estructura y de la base en que estaba montado, el reloj fue reemplazado por otro, también siendo modificada la base que lo sostenía. Para el año 2000, el gobierno municipal decidió reconstruir la maquinaría original y colocarla en una torre de tres niveles construida en la esquina suroeste de la plaza revolución.
Dicha torre tiene como características que en su primer nivel el dejar ver a través de vidrios el funcionamiento de la maquinaria, en su segundo nivel la presencia de las campanas, y en el tercero un reloj con cuatro caras, además sobre la superficie del tercer nivel se observa el glifo oficial de Tlaquiltenango con altavoces.
La torre se construyó respetando la colocación tradicional de los relojes públicos que los posiciona sobre edificios representativos de poder o en torres independientes, en parques, plazas o jardines. De esta manera, la gente podía consultar la hora pues no todos podían contar con un reloj personal; otra forma era guiarse por las campanadas de la iglesia. La maquinaría original del reloj fue modificada, pues se le colocaron motores eléctricos ‘modernos’. Pese a lo anterior, desgraciadamente se caracteriza por no funcionar. Para la escritura de esta publicación (22 de julio de 2016) se encontraba en mantenantenimiento.