Zona Sur

Quetzali Calderón, la joven morelense que promueve las salas de lectura

Yesenia Daniel

Jojutla, Morelos; 24 de septiembre de 2019. Quetzali Calderón Ríos de 24 años de edad, abrió las puertas de su casa para instalar una sala de lectura gratuita para que sus vecinos y amigos tuvieran un remanso en medio de una zona de asfalto donde la palabra no florece.

La unidad Morelos es uno de los centros poblacionales más dinámicos del municipio de Jojutla, aquí viven niños, adolescentes, adultos y adultos mayores, hay preescolar, primaria y secundaria pero ninguna biblioteca, ningún lugar de consulta, ningún lugar donde se presten libros o donde se antoje ir a leer un rato.

La unidad José María Morelos y Pavón nació como un logro sindical, producto del trabajo de obreros del ingenio azucarero “Emiliano Zapata” del municipio de Zacatepec hace 40 años. El centro poblacional es dinámico, la zona se percibe como un lugar de lucha social, disputas entre vecinos por lograr cambios o conservarlos, la población es grande en cantidad y calidad de gente.

Quetzali forma parte de la nueva generación de jóvenes que están picando piedra por abrir espacios aquí en el sur para el arte en sus diferentes expresiones, el trabajo no es fácil porque las apreciaciones culturales y artísticas siguen siendo vistas por miradas miopes de autoridades y gran parte de la sociedad, y sobre todo la lectura y las letras, porque México no es un país lector.

De formación Artista, la joven Quetzali recién acaba de terminar su carrera en la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM), actualmente trabaja en un proyecto personal, la revista cultural “El chacuaco” que nació hace un año en el primer aniversario de la caída de la chimenea del ingenio azucarero a consecuencia del terremoto del 19 de septiembre; también colabora en el Departamento de Publicaciones en la Secretaría de Turismo y Cultura del Estado.

El 16 de abril pasado inauguró la sala de lectura en el patio de su casa, un espacio arbolado y tranquilo, puso una mesa, un mantel y una serie de libros acomodados como frutas en el mercado, hay montoncitos clasificados por tamaño, color o público, hay infantiles, juveniles, novelas, con letras o sin letras ilustrados por imágenes que escapan de las páginas y saltan a los ojos de sus lectores.

La sala de lectura de esta joven forma parte del programa a nivel federal de Fomento a la Lectura, denominado “Mediadores de lectura”, con las que se buscan hacer de México un país lector. La Secretaría de Cultura presta el acervo literario y personas como Quetzali, deben pasar filtros, deben capacitarse y demostrar que van a mantener los materiales en buen estado.

Lo que Quetzali quisiera hacer ahora que ya probó que sí hay gente interesada en leer, es hacer más grande el acervo y multiplicar los espacios para llevarlos a otros lugares secos de letras.

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